Los viajes de curro (Vol. 3) - El hotel

Continuamos con el relato de mi paseo por Baviera dónde lo dejamos la semana pasada. En la llegada al hotel, que como ya he dicho en algún post anterior se trataba del Nuremberg Hilton. Está situado a las afueras de la ciudad, al sur (bastante lejos del aeropuerto para lo que suele ser habitual en estos hoteles) pero pegado a la ciudad deportiva del 1FC Nürnberg. Más que pegado, integrado, ya que estaba rodeado por campos de fútbol en tres de sus cuatro lados y en uno de los costados del hotel (tal que debajo de mi habitación) se encuentra la tienda oficial de merchandising.

Otro de los lugares que hay a escasos quinientos metros es el Nürnberg Arena, que todos hemos visto en esos videos en los que Hitler está en la tribuna y delante miles de soldados pasando con el brazo en alto, como si les hubieran cambiado el spray del desodorante por el de laca. He buscado un video para enlazarlo, pero me ha dado demasiado mal rollo. Y es que el sitio es la sensación que da, lo ves todo de hormigón tan enooorme y grandioso que te entra un no se qué... que te dan ganas de alejarte lo antes posible.

Desde el hotel, el 11 de Abril, a las siete de la mañana.

Pero bueno, el objeto de nuestra historia está más al este, en la segunda planta. A la que puedes acceder tras meter la tarjeta/llave de tu habitación en el ascensor, porque si no éste no funciona, (para subir, para bajar sí). Y ahí en la habitación 223 me estaba esperando ese mundo de atenciones de los hoteles caros. Además de las chanclas que ya habeis visto (y que como bien apunta el Disquete Enmascarado, son estrechas) un albornoz, ositos de gominola Haribo sobre la almohada, un kit completo de café, un puñao de revistas de las de ejecutivo estirado, y una botella de agua con y otra sin gas.
Sobre la cama me esperaba el nórdico que no me dejó dormir. Y es que en Alemania son muy de nórdico, pero en cuanto coge temperatura te lo tienes que quitar porque te cueces, y en cuanto estás al aire te lo tienes que poner porque te hielas. Donde haya una buena manta zamorana...

Lo que sí da gusto de visitar la vieja Germania es el buffet del desayuno. Innumerables frutas, huevos en distintos estados de cocción, salchichas, bacon, Müsli, Yogur en cantidades industriales, todo tipo de zumos frescos, mil clases de pan... Yo no soy mucho de desayunar, pero lo de disponer de Nutella y pan a granel, te hace plantearte muchas cosas. En esto el Hilton no decepciona, para nada.
Y la verdad es que en general todo muy bien, todo muy limpito, cuidado hasta el detalle, y lleno de pijaditas (como un cubo para hielos que tenías que ir a buscar al rellano del ascensor).
Pero me quedo con una que había colocada sobre una revista llamada "Solitaire", ¿alguien con mejor inglés que yo puede decirme en qué consiste el servicio exáctamente?

3 comentamientos:

Anónimo dijo...

Servicio nocturno de habitaciones, capullín.

Anónimo dijo...

Jejeje, lo del nórdico que no te dejaba dormir ha sonado muy piraaaataaaa.

Quizá sea porque trabajo con un montón de nórdicas que tampoco me dejan dormir, y por eso, te comprendo.

Anónimo dijo...

Esos desayunos... sniffff.... yo los quiero :_(