Aquí otra vez

¡Maldito síndrome postvacacional! Pese a haber estado en el Puerto de Santa María menos de 40 horas, de las cuales unas 10 fueron durmiendo (aunque en condiciones exóticas), he vuelto a Madrid como si hubiera estado más tiempo de vacaciones.
Ayer era casi incapaz de arrancarme a trabajar, solo la pila de tareas eternamente creciente me motivaba a ello. Y he descubierto que de momento solo he conseguido fuerza para una de las mitades del día, desgraciadamente la laboral. Así que llego a casa y no me apetece naada de naada.

Y el mayor damnificado es el blog. Tengo claras aproximadamente cuales van a ser las próximas cuatro entradas que voy a escribir, pero hace solo un rato estaba en la cama tirado pensando en no escribir hoy tampoco y hacer novillos como ayer.

Una muestra del ganado que había por allí

Pero en fin, hay que centrarse en lo bueno, y lo bueno es el pedazo de fin de semana que he disfrutado en Cái. El viernes atravesamos cinco o seis tormentas torrenciales para llegar hasta allí, pero al llegar, como por arte de magia- todo despejado y una temperatura excelente. Salimos a cenar algo y a dormir prontito que al día siguiente bodorrio.
Dicho bodorrio, pues la mar de bien, solo llovió cuando estábamos bajo techo y salvo el alcalde que ofició la ceremonia que es el primer caso de gaditano "essaborío" que he conocido, todo fue fiesta y risas. Las seis horas de juerga se me pasaron como si fueran dos. Lo cual es un gran indicador del buen rollo predominante.

Y el domingo, aunque un pelín fresco para declararlo día de playa, sí que brillaba el sol bañandolo todo en esa luz que solo existe en Cádiz. Lástima que hubiera que salir pronto para acometer las ocho horas de viaje hasta Madrid.
Bufff... ¿en serio hay que currar mañana?

1 comentamientos:

Anónimo dijo...

Que envidia que me das... Jop :/ ;)