Gira, mira, pega y ¡PAM!

La dieta va bien. Habrá que ver cómo supera los crêpes de plátano y Nutella de la aventura parisina, pero más o menos se va llevando.
Mucha gente al hilo de esto me decía que por qué no, además de la dieta, me apuntaba a un gimnasio. La respuesta es simple, porque no me gustan los gimnasios. Yo soy de los que piensa que me puedo cansar gratis montando en bici por ahí en lugar de hacer el Spinning del infierno ese. O corriendo por el parque en lugar de en una cinta.

Pero en lo que si he de dar la razón a estos consejeros era en que algo de ejercicio complementario al régimen no me vendría mal. Así que desde el jueves pasado estoy tomando clases de tenis.

Como este quiero jugar yo...

Gasto unas pintas ridiculas, con los pantalones blancos piratas, el polo blanco de manga larga y la barriga resaltando. Y el ridículo se acrecenta cuando llega el momento de la coordinación corporal para darle a la bola. Lamentable.
Pero bueno, llevo dos días (mañana es el tercero) y supongo que en esto como en todo la clave es la práctica. Y dos clases de 45min a la semana no dan para transformarme de "Ternasco" a "Verdasco".

Creyente de aquello de que el movimiento se demuestra andando, mañana voy para allá otra vez a ver si consigo atizar a la bola siguiendo las instrucciones del profe en lugar de por puro instinto. Y ya de paso a ver si esta vez evito llevarme un raquetazo, porque tengo el ojo derecho del color de un higo madurándose. Entre eso, la culalgia (Nota mental: Calentar un poco más) y las agujetas infinitas solo queda decir aquello de "¡Que bueno es el tenis!"

1 comentamientos:

Anónimo dijo...

¡Ánimo! Y para la coordinación... en tus ratos libres, usa la Wii ;)