Formicando

Los formícidos u hormigas (Formicidae) son una familia de insectos sociales que, como las avispas y las abejas, pertenecen al orden de los himenópteros. Las hormigas forman colonias de un tamaño que se extiende desde unas docenas de individuos predadores que viven en pequeñas cavidades naturales, a colonias muy organizadas que pueden ocupar grandes territorios compuestas por millones de individuos. Las hormigas han colonizado casi todas las zonas terrestres del planeta; los únicos lugares que carecen de hormigas indígenas son la Antártida y ciertas islas remotas o inhóspitas. Las hormigas prosperan en la mayor parte de estos ecosistemas y se calcula que pueden formar el 15-25% de la biomasa de animales terrestres.6 Se estima que hay entre mil billones (1015) y diez mil billones (1016) de hormigas viviendo sobre la Tierra.

Una pequeña parte de esos mil billones, ha decidido colonizar mi cocina. Y digo pequeña parte en proporción, pero a mi parecer son un montonazo incontrolable. De hace un par de semanas para acá vengo aniquilando entre 50 y 100 individuas diarias, y sin embargo siguen saliendo las muy puñeteras. Basta con que caiga al suelo una pipa de melón, un guisante revoltoso o unas gotas de refresco para que en cuestión de pocos minutos haya una hilera perfecta de diminutas hormigas yendo y viniendo del hormiguero de turno hasta el desafortunado alimento.



Y no os creáis que son como nosotros que buscamos las viviendas con las mejores vistas y bien comunicadas. De momento he localizado tres accesos a la colonia (o, espero que no, tres colonias) uno detrás de la lavadora que no hay quien la mueva, otro detrás de la nevera, que tres cuartos de lo mismo, y uno más en una de las esquinas de la cocina, que tengo gaseado día sí sía no, y que cualquier día tapo con silicona.
Lo que da que pensar es cómo ha llegado tal cantidad de bichitos a un duodécimo piso.

Aunque la ONU lo desaconseja, les estoy haciendo la guerra química, ya que pisarlas cuando se meten debajo de la nevera es harto complicado y la política de embargos y sanciones se la pasan por el forro de las antenas. Así que a base de gasear y de poner trampas de estas inteligentes, que matan pero cuando el bicho está en el nido voy consiguiendo paz momentánea, pero más o menos cada dos días se reagrupan y vuelven a montarme la "Hormi-30" circunvalando el cubo de basura. Pero lo peor no es eso, lo peor es que las noches de calor con la ventana abierta han permitido que la "luftwaffe hormiguera" invada mi espacio aéreo.
¿Alguna sugerencia?

Primer párrafo picoteado de la wikipedia

5 comentamientos:

Dkeovkiel dijo...

Y yo que creía que la vida no humana era impracticable en los mandriles.

Pues realmente no sabría que decirte una vez que ya has probado con la guerra química. (¿cómo demonios llegan a tu piso? :S)

Quizás un oso hormiguero sería de ayuda..

Drizzt dijo...

La resistencia es fútil.
Las características tecnológicas y biológicas de tu cocina serán asimiladas. Sirve a su reina...

(También está la opción de ir a una tienda de fitosanitarios ganaderos en alguna miniciudad del alfoz de Madrid y usar guerra química de verdad)

Carlos dijo...

Pues yo tengo que decirte que tengo una afinidad especial con las hormigas. Quizá será porque en casa de mis padres fueron legión y se encargaron del exterminio de las cucarachas. Y esa sí que es una plaga asquerosa...
Por cierto, mis padres también vivían en un décimo piso... Les gustarán las alturas?

Ucedaman dijo...

Ironías de la vida, anoche me quejaba amargamente escribiéndo ésto, y esta mañana me encuentro en la cocina una solución con forma de depredador natural.

Ahora, debajo de la lavadora además de hormigas tengo una lagartija... :S

Disquete Enmascarado dijo...

@Carlos en mi anterior piso tuvimos un problema con las cucarachas que resolví con guerra química. Cada mañana llenaba el recogedor de la escoba de cadáveres. Malditos bichos...
@Ucedaman te iba a comentar que en casa de mis padres casi de siempre ha habido hormigas, pero no sé si acabaron con ellas las salamanquesas o unos cacharros que se enchufan que compró mi padre, pues llegaron a la vez. Personalmente prefiero las salamanquesas.