La agrupación en segunda división

Como seguidor del Atlético de Madrid, uno ya está acostumbrado a cagarla en lo más fácil y hacer lo más difícil. Pero cuando estas sensaciones te llegan de un equipo no rojiiblanco, pues como que se te hace raro. Supongo que debí haberme quedado con el primer mensaje claro que apuntaba estas maneras en la A.D. Alcorcón: Somos capaces de endosarle 4-0 al Madrid, pero no podemos con el Racing de Santander. Típico del Atléti (si cambiamos Barça por Madrid en la frase anterior, claro...)
Así pues, que tras una segunda vuelta espectacular, haya sido necesario jugarse el ascenso contra el Ontinyent en el partido de vuelta de una liguilla de ascenso a la que se accedió tras la derrota en la eliminatoria directa, parecía muy atléti, pero era el Alcorcón.
El Cartel
Con mentalidad ganadora poníamos rumbo a Santo Domingo esta tarde. Nos sabíamos mejores que cualquiera, jugábamos en casa, y con la ventaja de haber marcado un gol fuera en la ida (aunque el resultado fuese 1-1). El ambiente era espectacular con el pitido inicial, pero poco duró la alegría. Al más puro estilo Atlético de Madrid, y en concreto, al más puro estilo Perea, una cesión de cabeza al portero se convirtió en el primer gol Alicantino.
El primero
Los Amarillos estaban siendo mejores, pero un fallo nos costó el primer disgusto, y al poquito tiempo, llegó el segundo, de lanzamiento de corner. Todo apuntaba a que, como hacía un año, habíamos nadado para morir al llegar a la orilla.
... Y gol
Equipo y afición se vino abajo hasta el descanso. Pero al poco, Íñigo López nos devolvió la ilusión, la remontada era posible.
Remontando
Y vaya si lo fue, el dos dos llegó fácilmente, y quedaban 10 minutos para conseguir la machada. 4000 gargantas amarillas llamaban a la épica, esa de la que tanto entendemos los Atléticos. Y la épica respondió a la llamada, en forma de penalti en el minuto 85
Penalti
El disparo de Mora acabó en las piernas del portero Alicantino, la épica tendría que esperar. Y lo hizo, tanto como pudo, esperó 93 minutos de los 94 reglamentarios, hasta que un corner rebotó de forma fatal en un jugador levantino, y el balón acabó en las mallas. 3-2 a menos de un minuto, el Alcorcón era virtual equipo de Segunda
Desolación
Los aficionados pensaron que ya estaba el tiempo cumplido, así que salieron al campo a festejarlo con los jugadores. E incluso un jugador creyendo que todo había acabado se quedó en calzoncillos. Pero la policía intervino, se despejó el campo y se dejó todo listo para jugar el minuto restante. Sólo faltaba una cosa... el rival.
El Ontinyent estuvo 10 minutos escondido en el vestuario, hasta que salió a jugar el minuto restante.
Retorno cabizbajo
Y en él tuvo tiempo de lanzar una falta unos pocos centímetros a la derecha de los palos de Juanma, pero el balón se fue, trayendo el pitido definitivo del árbitro.
Ahora sí, la Agrupación deportiva Alcorcón, se convertía en equipo de Segunda División por primera vez en su historia. Ya se podía invadir el campo.
Ahora sí
La fiesta seguía horas después en la tradicional fuente de los pucheros. Y es que no todos los días se hace un sueño realidad. Y si es de la forma tan épica como ha sido, y con tanto sufrimiento como se ha pasado en el Municipal de Santo Domingo, el triunfo sabe mejor.
La fuente de los pucheros
Enhorabuena Agrupación, y mi enhorabuena al que el verano pasado colgó este cartel. Que siga tan acertado en sus predicciones la próxima temporada.
El set entero de fotos, aquí

La bur(ro)buja financiera

No soy muy de hablar de política por aquí (de hecho, cada vez soy menos de hablar por aquí en general :( ) pero me acaban de hacer llegar esto vía mail, y me parece tan aplastántemente elocuente que me veo en la necesidad moral de compartirlo.
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Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran.

Buena parte de la población le vendió sus animales.

Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos.

Y a continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros. Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente, y se marchó.

Al día siguiente mandó a su ayudante con los burros que compró a la misma aldea para que ofreciera los burros a 400 euros cada uno.

Ante la posible ganancia a la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400 euros, y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca.

Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor, y nunca más aparecieron.

Resultado:
La aldea quedó llena de burros y endeudados.



Los que habían pedido prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo.

Quienes habían prestado dinero se quejaron al ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían ellos; entonces no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo.

Para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero estos, ya cobrada gran parte del dinero, sin embargo, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguió igual de endeudado.

El Alcalde dilapidó de esta forma el presupuesto del Ayuntamiento, el cual quedó también endeudado. Entonces pide dinero a otros ayuntamientos; pero estos le dicen que no pueden ayudarle porque, como está en la ruina, no podrán cobrar después lo que le presten.

El resultado: Los listos del principio, forrados. Los prestamistas, con sus ganancias resueltas y un montón de gente a la que seguirán cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda. Mucha gente arruinada y sin burro para toda la vida. El Ayuntamiento igualmente arruinado.