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¡Adoremos al Pene de Acero!

Cuando el sol además de iluminar empieza a calentar de nuevo, y los cerezos le echan valor para abrir sus capullos, en Kawasaki empiezan los preparativos para la tradicional fiesta que tiene lugar el primer domingo de cada mes de Abril. El Kanamara Matsuri o かなまら祭り o Festival del Pene de Acero.

Los objetos de adoración

Cuenta la leyenda que un demonio se fue a vivir al interior de la entrepierna de una jovencita, y que las dos veces que ésta se casó, el demonio en cuestión arrancó a mordiscos los miembros viriles de sendos maridos durante la noche de bodas. La joven, incómoda con la situación, decidió ponerle fin con ayuda del herrero, a quien le pidió que le forjase un pene de acero para romperle los dientes al pequeño diablo.

El pene de hierro

Como consecuencia de esta leyenda, las prostitutas de la zona empezaron a acudir al templo en el que se custodiaba este pene de acero, confiando en que les proporcionaría protección ante las enfermedades venéreas. Con el paso del tiempo, el templo acabó sacralizando al pene como figura reproductiva en general, y los japoneses contraían matrimonio en él confiando en que la bendición del pene gigante les daría fertilidad y partos fáciles.

Yummmmm...
¡Niña, que por ahí no eres fértil!

Hoy en día el Kanamara Matsuri es una fiesta en la que se congregan casi más extranjeros que nativos, en la que el pudor queda a un lado, y la fe en las bondades de los falos gigantes quedan disimuladas por las bromas infantiloides de pililas.

Mira mamá, tengo un pene en la cabeza

Durante mi viaje del año pasado tuve la suerte de coincidir en fechas con tamaña celebración, y ahora al cumplirse un año de aquel primer domingo de Abril, rescato del olvido estas fotos, y unas pocas más que podéis encontrar en el álbum de Flickr.

¡Yujuuuu, fotos de peneees!
Me lo llevo p'a casa


Miguitas de Kyoto

Hacía una tonelada de tiempo que no os dejaba una ración de fotos japónicas, así que aprovechando una tarde que me he tomado sabática en lo social, subo unas poquitas.

Son menos de las habituales, ya que voy publicándolas cronológiamente y entre el Fushimi-Inari que tuvo su propia entrada y el Paseo del Filósofo que merece la suya propia (aunque también será pequeña), apenas se intercalaron estos tres templos.
Aún así, ponen de manifiesto que lo más irrelevante de las guías turísticas de Kyoto es una enorme experiencia.
Juzguen ustedes mismos...

Aquí te explican como montar algo así en tu web

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El templo de las 10000 puertas

A unos 15 minutos en tren al sureste del centro de Kyoto, se encuentra la colina de Inari, en el distrito de Fushimi. En ella se encuentra uno de los templos más curiosos de Japón, el Fushimi Inari Taisha.

Inari es el Zorro, la divinidad Shinto para el éxito, la industria y en definitiva, para la riqueza.
Cuenta la leyenda que en camino que sube del valle del río al Santuario de Inari en lo alto de la colina, un rico hombre de negocios mandó poner un Torii (una puerta roja ceremonial) con una petición para Inari. Y la petición fue cumplida.

Ya que al primero le había funcionado, otros decidieron añadir más puertas tras la primera. Se vé que la cosa funcionaba, porque cada vez había más tramos con puertas en la subida al santuario. Hoy son más de 10000 puertas de todos los tamaños las que pueblan el camino de Fushimi, a la cima de Inari.

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Memorias de un barrio de Geishas

A todos los que hayáis leído la novela "Memorias de una Geisha" de Arthur Golden, os resultará familiar el nombre de Gion. Es el nombre del barrio donde transcurre la historia, donde conviven la Geishas que protagonizan el libro y donde están situados los lugares a los que van, junto a la orilla del río Kamogawa.

Tras ponerse el sol del primer día en Kyoto, pusimos rumbo a las calles de este barrio, con la esperanza de cruzarnos con algunas maikos o incluso geishas de verdad.
Como veréis más abajo, nos cruzamos con algunas cosas más.

Probablemente, mi rincón favorito

Retomo el viaje a Japón, del que aún queda mucho por contar.
El orden cronológico nos deja ya en Kyoto, la antigua capital del país. Una ciudad que no se ha visto tan engullida por el fervor tecnológico de Tokyo y que conserva el sabor del Japón tradicional.

La primera parada fue en uno de los templos budistas de la ciudad, y si mal no recuerdo el más antiguo de todos ellos: el Tō-ji, construido hace 1213 años.

Quizá fuera porque era nuestro primer contacto con un templo de verdad y no los chiquititos que habíamos visto en la capital, quizá fuese por que los cerezos aquí estaban más en flor...
Lo único que sé es que he vuelto enamorado de éste rincóncito del mundo, y que en él están tomadas muchas de mis instantáneas favoritas del país Nipón.
Aquí os las dejo por si opináis lo mismo.

Las pequeñas cosas

He estado viendo un Españoles por el mundo de esos. Hoy estaban en Kyoto con gente variopinta de aquí, que se está ganando la vida allí y parece que bastante bien.
Salvo el primero que les ha llevado al Heian Jingu y una mujer que les ha dado un paseo por el idem del Filósofo, no han mostrado a las cámaras prácticamente nada de los impresionantes monumentos que hay en Kyoto. Se han centrado en casas y negocios que encuentras en cualquier calle.
Y joer... me ha entrado una morriña más tonta de mis tres días allí...

Cuando yo publico las fotos por aquí también suelo orientar las cargas a lo más espectacular, pero tengo otras pocas de cositas que encuentras de refilón, pero son casi más representativas de lo que es Japón que los templos y los neones. No muestran mucho el modo de vida, pero las recuerdo con cariño y salen mucho mas en las conversaciones que las fotos de cerezos. Ahí os dejo unas pocas.


¿Me da un pasmo, por favor?
Puedes acercarte a cualquier máquina en una estación y tras meter 10000 yenes te dará un pasmo. Que no es otra cosa que el abono transporte en Tokyo....



Eso en tu casa
Sonarse los mocos en público es una falta de educación en Japón. Dejarlos tirados es algo tan asqueroso que hay carteles en el metro pidiendo que no lo hagas.



Business
Los perros tienen prohibido hacer "negocios" en el recinto de este cartel. Al parecer es que mientras hacen negocios también se cagan...



Policía hinchable
Un carril de la calle está cortado, así que es necesario poner un cartel avisando de los consecuentes desvios, y un policía hinchable pidiendo disculpas, claro...



Applegoneta
Y esta para los fanboys de Apple. Fijaos qué furgonetas llevan los técnicos de Mac en Kyoto. Y además también venden el Pro Tools, por lo visto...

Roppongi y la Torre Mori

Uno de los espectáculos más grandes que uno puede presenciar en Tokyo es el propio Tokyo desde alguna de sus alturas. Si bien no es el punto más alto, los 238m de la Torre Mori eran más que suficientes para hacernos a la idea de las impresionantes dimensiones de esta metrópolis, de la que no se veía final en los 360º de nuestra perspectiva.



Mis disculpas por la sequía de fotos niponas, la cantidad de motas de polvo que tenía el CCD me ha obligado a retocar gran parte de estas fotos (y me tocará hacerlo con muchas más :( ), y no encontraba tiempo para ello.

Nipponshopping

Los japoneses no dejan nada a la improvisación. La excelencia reside en el perfecto orden, y cualquier cosa que se salga de su sitio causa estupefacción en la organizada mente nipona. De ahí supongo nade la idea de separar Tokyo en barrios temáticos. Harajuku es el de la gente joven, Akihabara el de la tecnología y el Manga, Asakusa el de la artesanía...

Ginza es el centro (geométrico) de Japón. Es el barrio de las boutiques y los centros comerciales. El hogar de las corporaciones tecnológicas con más solera (Sony, JVC, Nikon...). Y en él no encontrareis otra cosa.
Espero que las 20 imágenes de aquí abajo den una pequeña idea de ello...

De Tokyo, al cielo

Si hay un barrio de Tokyo desde el que se puede tocar el cielo ese es sin duda Shinjuku. Desde su parte más occidental podemos llegar casi a tocar el firmamento estirando los dedos desde cualquiera de sus impresionantes rascacielos. Desde su parte más al este, podemos sentirnos como en el cielo si sucumbimos a las pasiones que se nos ofrecen en sus callejones...

Harajuku

Hay un barrio en Tokyo que concentra el lado más colorido de los jóvenes japoneses. Un lugar donde los personajes Manga se encarnan en jóvenes aficionados al cosplay. Donde se apiñan las grandes cadenas de moda joven y las pequeñas tiendas de complementos divertidos. Donde el lado más "hortera" de los nipones viste las calles y sus gentes...
Se trata de Harajuku, y se resume en las imágenes de más abajo

Meiji-Jingu

Al sudoeste de Tokyo hay un enorme parque. En su parte más al sur se encuentran los estadios de Baloncesto y Beisbol principales de la ciudad. En su parte norte, una enorme pradera donde hacer picnics. Y en su parte central, un frondoso bosque que rodea el más grande de los templos Shinto de la capital japonesa. Por allí pasé hace algo más de un mes, y saqué -entre otras- todas estas fotos.

Sakura Matsuri

Entre el final de Marzo y los primeros días de Abril una ola blanca y rosa recorre Japón de abajo a arriba. Se trata de la floración de los cerezos o Sakura (que para una palabra que me he aprendido, tendré que ponerla...), y para los nipones es motivo de una gran fiesta. En cada parque en el que existen estos árboles, se organizan picnics de familias enteras o grupos enormes de amigos que quedan para comer lo que venden en los puestos de alrededor, y tomarse unos tés.

Cerca del Palacio Imperial de Tokyo, en el parque del Santuario Yasukuni-jinja, el festival alcanza una proporción más grande e incluye procesiones, bailes y varias cosas más que podéis ver en las fotos de aquí abajo.

Hay que montarse en avióoounnnnn buen rato

Ya lo decían los chanclas: mia que está leho Japón. Si lo quieres vé en una bola'r mundo, le tienes que dá la vuerta al mundo entero. Y la verdad es que si hay una pega que sacar a todo el asunto del viaje, es lo largo del mismo. Pese ha haber planificado un viaje de 11 días, dos días se pierden enteros en ir y volver, así que apenas tienes nueve para disfrutar. Y del primero casi ni te enteras gracias a las bondades del Jet Lag. Saliendo a las 10 de la mañana hora española, llegamos a Tokyo a las 9 de la mañana hora nipona, con todo el día por delante, y con todo un día ya encima de nuestros párpados.

Lo ideal es dormir en el avion, pero no es precisamente fácil si eres como yo, que necesitas un mínimo de horizontalidad para descansar. Y eso que tuvimos bastante suerte en el vuelo de ida, puesto que nuestros asientos eran los situados delante de las salidas de emergencia, así que no teníamos asientos delante. Podíamos estirarnos cuanto deseásemos, pero en compensación, la anchura del asiento era más bien justa. Pero aún así, dos o tres cabezadas se dieron, aunque de apenas media horita cada una.

Coca Cola La-thai

Lo bueno es que para amenizar, cada dos horas aproximadamente nos agasajaban con comida. Al poco de salir nos pusieron la comida, más tarde un helado, y a medianoche (pero según nuestros cuerpos, hora de merendar) nos trajeron dos chopedbollos. Ya llegando, nos trajeron un desayuno. Y a la vuelta algo parecido, la comida al poco rato, helado y más tarde una pelota de arroz rellena envuelta en nori. Y el líquido que no faltara, sin darte cuenta acumulabas varios vasos del agua, zumo y café que te ofrecían.

Para entretenerte dispones de una pantalla con un mando multifunción, que puedes usar para jugar a los juegos que hay en el sistema (sudoku, mah-jong, hundir la flota, tetris...) o simplemente para ponerte una peli (La duda, Slumdog Millionaire) o música tanto clásica como novedosa. Aunque claro, si eres como yo y tienes asiento de ventanilla, las horas se te van a pasar mucho más rápido mirando por ella que a la pantalla. Y más si resulta que la ruta de retorno es por el océano ártico.


Los sobrevolantes del círculo polar

Nipones

Ni yo mismo he tenido tiempo de ver todas las fotos que he sacado (me quedan unas 200), pero ante la insistencia del público, ahí va una pequeña selección de las gentes que se ven por allí, para abrir boca.

Maida Kawaii

Freidor

Geishas

Una sonrisita para la foto...

El chikichiki se baila así...

Dorae-man

Yenito de ganas

El momento es inminente. Parecía que no iba a llegar nunca, pero gracias al ajetreo de las últimas semanas el mes de Marzo se está pasando como un tiro. Con la tontería el calendario ya marca 23, que está prácticamente al lado del 27. Y el 27 está señalado con un avioncito y un sol naciente.

Esto ya es la auténtica cuenta atrás. Ya hay que dejar aparte la ropa que me quiero llevar (poca, ya que la idea es llevar la maleta vacía y traerla llena), buscar el pasaporte, asegurarse de que todo está en regla, imprimirse los billetes, confirmaciones de reserva, etc. etc... Vaciar las tarjetas de memoria de la cámara, poner las baterías a cargar. Cambiar los Eureles a Yenes...

Yenito de Yenes

A veces el problema de los preparativos de éste tipo de viajes es que se quedan cortos. Es algo tan grande que intentas tener hasta el más mínimo detalle cubierto, y el cuerpo te pide mirar y remirar todo. Sin embargo, cuando te pones a ello, descubres que en realidad los preparativos no son tantos, y lo único que consigues es tener un manojo de nervios que no sabes en qué gastar.

Otra cosa que no sé en qué gastar son los yenes. Tengo claras algunas de las compras que haré, pero de otras estoy bastante perdido. Acepto consejos y sugerencias, y puede que incluso alguna petición si no es muy cara e inaccesible. Se aceptan hasta el jueves por la noche, que el viernes cojo el avión (y no lo suelto hasta el sábado).
Voy a tomarme una tila y a la camita, a repasar una vez más todo lo que hay que preparar. O quizá no me vaya aún a la cama, y así me voy anticipando al Jet lag...