Reality Road Trip

El género televisivo este de los reality shows está en alza. Especialmente en Estados Unidos, dónde cada día hay más de estos programas. Al parecer ya hay quien está pidiendo que rebauticen a la Mtv como la RStv, porque entre la vida de Ozzy Osbourne, la de Hulk Hogan y la de Paris Hilton han cubierto más horas de programación que con los videoclips que se esperan de una cadena llamada "Music Television"

Por suerte en España el género este no termina de echar raices. Tenemos las innumerables ediciones de Gran Hermano, pero que lo llaman reality show nada más que por inercia. Reality es meter a 10 personas cualesquiera en una casa, pero cuando se hacen tantos castings y ya se plantean quién va a liarse con quien antes de decidir los concursantes definitivos lo único que se consigue es adulterar esa realidad. Y de los realitys de famosos ya qué vamos a decir...


Con el de los supervivientes se abrió un nuevo género. El de putear al concursante con algo más grave que quitarle el tabaco. La cosa no cuajó ni con civiles, ni con famosos, pero la semillita estaba plantada ya...
El verano pasado el reality de moda fue mandar a Pocholo con una Playmate a recorrer España sin un duro. No lo vió ni el tato. Pero se sumó el segundo ingrediente, el desplazamiento a lo pobre.

El resultado de sumar el puteo con el viaje es Pekín Express. Un reality en el que unas parejas han de conseguir llegar de Moscú a Pekín con dos euros al día. Hoy lo he estado viendo de nuevo y verdaderamente lo están pasando mal. Andan perdidos por la estepa mongola comiendo de la caridad de los pastores, y durmiendo al raso.
Evidentemente, no lo pasan peor porque van con cámaras y tal, y la gente con la que se cruzan se corta un poco antes de putearles. Pero solo por el hecho de que es un Reality Show en el que no se espera que nadie se líe con nadie, merece la pena seguirlo. Lo malo es que lo he descubierto cuando ya llevan un mes de aventura, pero me alegra de que haya alguien que apueste por la realidad y no por el edredonning.