Más vale tarde que nunca

Sé que este post no viene demasiado a cuento a estas alturas, pero los protagonistas se merecen muchas cosas y por supuesto, repercusión en todos los medios posibles. Aunque sean tan insignificantes como este.

El sábado pude por fin e in extremis, asistir a una función de Juan Sin Miedo, el musical. Lo de in extremis no es solo porque me enterara de que tenía entrada una hora y cuarto antes, sino porque la función que disfruté fue la penúltima, ya que la última de la temporada ha tenido lugar hoy domingo.

Los padres y madres de la criatura, son los chicos de la Fundación la Semilla que ya dieron a luz a la grandemente celebrada ¡Guardias, Guardias!, y que rizando el rizo decidieron que su siguiente proyecto iba a ser un musical. Como argumento, el clásico infantil de Juan sin Miedo.

El resultado, espectacular como no podía ser de otro modo. Especialmente teniendo en cuenta que el grupo es responsable de guión, composición musical, coreografías, vestuario, decorados, página web, merchandising, etc... Lo primero que te llega (o al menos a mi) es el inmenso trabajo que hay detrás de la obra.
Una vez empieza, pues se disfruta una obra con unas formas de teatro infantil, pero un fondo con un mensaje para todas las edades. A destacar las grandes interpretaciones de los protagonistas (especialmente Juan, Clodovea la suegra Real, y el fantasma gruñon (¡y no es peloteo!)), los trabajados "interludios" en los que pequeñas piezas de danza entre las butacas entretienen al público mientras se cambian los escenarios. Y como no, las canciones, que igual no están a la altura de Andrew Lloyd Webber, pero merecen la pena.

La parte mala, es que si os he despertado el gusanillo puede que no podais satisfacerlo ya que no es seguro que se abra una segunda temporada de la obra a partir de septiembre, pero si la hubiere os avisaré con tiempo para que no perdais la oportunidad de disfrutar de una entretenida obra teatral y de colaborar en una importante obra social.