La historia de siempre

La playa es un sitio demasiado bullicioso como para disfrutar de un buen libro. Eso y que tumbado en la toalla no es una postura demasiado cómoda para la lectura profunda. Sin embargo es un sitio ideal para la elaboración de sopas de letras, autodefinidos, y para la lectura de libros de los que yo llamo "los que se ven en el metro". Así que he aprovechado las vacaciones para leer en tres días la segunda mitad del libro que tenía entre manos, y cuya primera mitad me había llevado un mes: "La Historia de Lisey", de Stephen King.

Hay meses en los que la revista del círculo de lectores es un auténtico desierto de buenos libros (o al menos, de buenos libros que aún no tengo) así que acabas haciendo del "Más vale malo conocido..." tu bandera y compras cosas como este volumen. El antepenúltimo parido por el prolífico escritor de Maine. No esperaba gran cosa de él y ha cumplido al pie de la letra las expectativas, para mi desgracia.



Lisey es la viuda de un exitoso escritor, que se ve en la obligación de hacer limpieza en el despacho de este por dos razones: Para satisfacer a los fans ávidos de novelas inconclusas o nunca publicadas, y para desterrar de una vez por todas el recuerdo de su marido, que parece haberla dejado una tarea que llevar a cabo después de su muerte. A medida que viejos recuerdos van apareciendo, la mente de Lisey va viajando también por viejas memorias que guardan misteriosa relación con los sucesos presentes.

Resumiendo: Nada nuevo bajo el sol. Stephen King vuelve a demostrar que es un maestro narrando en el lenguaje en el que escuchamos los recuerdos, un experto en retorcer los viejos traumas y un entendido en música country. Algo que ya ha demostrado en muchas otras ocasiones y mucho mejor, con historias más originales. El libro se deja leer, sobre todo en la playa, pero si podeis elegir hay publicaciones mucho mejores en las que posar los ojos.