Han sido seis días a orillas del atlántico en los que lo más movido que he hecho prácticamente ha sido desayunar. Jornadas que empezaban tirado en la cama, luego pasaba a estar tirado en la playa, luego una siestecita tras la comida (en casa o en la playa) y por la tarde/noche un poco de turismo por los puebleciños de la zona. Incluyendo por supuesto, el turismo gastronómico.
¡Qué polbazo!
Tampoco os creais que han sido unas vacaciones en plan "Todo incluido" de Punta Cana. De hecho ni siquiera vuelvo moreno. Tan solo los gemelos, que parecen dos muslos de pollo tandoori, y es que la sombrilla era para gente de 1'60. En realidad y aunque lo pinte muy de relax, no ha habido demasiados tiempos muertos. Siempre había algún sitio o alguien a quien visitar, lo que ha hecho que los seis días hayan sabido a muy poco.
Espero que sea cierto el dicho de que lo bueno si breve dos veces bueno, a ver si el recuerdo de estos días en los que el termómetro no subía de los 25 y el trabajo era algo lejano (aunque un día se acercó y todo, el muy maldito) consigue hacer más leve este tramo de verano en un caluroso Madrid. Al menos, hasta ver si alguien me da una excusa para cogerme otra semanita en Agosto ¿sugerencias?
3 comentamientos:
Te parecerá bonito poner pulpo a estas horas... ¬¬ :P
Pues de nuevo a Galicia que aquí te estaremos esperando. Sé que va a sonar un poco cabroncete el asunto, pero es la realidad: vivo a 600 metros de la playa y tengo vacaciones hasta septiembre. Tus vacaciones son mi día a día en verano, jajaja. Bueno, haciendo algún descanso para leer, curiosear en internet y ponerme al día en aquello de la formación permanente.
Saludos dende a Terra Meiga.
Yo soy gallega exiliada, lo que más me gusta del mundo mundial es pillar días libres y marchar a mi tierra.
Estoy de cuenta atrás para marcharme ;)
Galicia calidade!
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