Chinándose

Aunque como ya es tradición tanto los reyes y los seres queridos me han traído libros para mi cumple y la epifanía, éste año hay menos literatura que el año pasado y más divulgación. Por esto no creo que tarde todo el año en dar cuenta de todas las páginas que me acechan en la estantería como me ocurrió en 2008, pero por si acaso y para no hacer esperar a Marieli más de la cuenta, ya me he puesto manos a la obra y he leido "El Chino" de Henning Mankell.

El libro lo inaugura un asesinato múltiple y sádico en el norte de Suecia. 19 personas aparecen desmembradas sin más pista para la policía que una cinta roja de seda en la nieve. Birgitta Roslin, familiar de unas de las víctimas. empieza a tirar por su cuenta de los hilos de pistas que la policía desecha, llevándole estos hasta China. Un país, que sumergido en los cambios que se sobrevienen para la celebración de los juegos olímpicos, acaba resultando tan misterioso como dice la tradición.



El Chino es mi primer libro de Henning Mankell, y la verdad es que me gusta mucho el estilo de narración que da a la obra. Los acontecimientos se suceden rápidamente, el ritmo es vertiginoso, pero en todo momento se es consciente de que los personajes son seres humanos con una vida a la que atender antes de que irrumpieran en ella los sucesos del libro. Los personajes son meticulosamente analizados por sí mismos, y monólogos a priori inaportantes para el desarrollo de la novela, acaban haciendo de ella algo muy muy real.

Peeeero (siempre tiene que haber uno) el libro es víctima de lo que yo llamo el efecto "Águilas de Tolkien". Y es que casi siempre que hay una situación en la que parece que no hay salida, aparece una solución milagrosa o una casualidad de las de 1 entre un millón. En contrapartida las malas noticias llegan de manera tajante. Aún así, hay cachos de la historia que no resultan verosímiles.
En cómputo total, me ha gustado bastante "El Chino", una historia muy original y curradísima, con una narración y una estructura como nunca antes había leido.