Al subirme en Opera estaba teniendo lugar el típico microconcierto anónimo a cambio de unas monedas. Cuatro latinoamericanos estaban cantando una curiosa canción que hablaba de La piragua de Guillermo. A mi la verdad es que me gusta coincidir con estos músicos "underground", dan un toque entretenido al viaje y muchas veces demuestran más arte musical que muchos con discos de oro en casa, pero en fin...
Tengan cuidado de no introducir el pie, entre coche y andén
Resultó que a mi derecha se acomodó un hombre en sus cincuentas, traje de tweed, gafas redondas y cara de mala leche que empezó a murmurar por lo bajo críticas nada constructivas a los músicos. Luego, tomó la decisión y dijo "Voy a cantar yo", y aunque en Sol el cuarteto se fue con la música a otra parte, el peculiar hombrecillo estuvo canturreando hasta el final del trayecto.
Mientras esto ocurría como ya os he dicho a mi derecha. Frente a mí se sentó otro individuo, más joven que el anterior y sin aparentes síntomas de embriaguez que se giró a la pared a leer uno de los nuevos textos de la campaña Libros a la calle. Pues como se ve que el hombre no era capaz de leer con claridad lo que en la pegatina aparecía, ni corto ni perezoso, se levantó, despegó el texto, se volvió a sentar y lo adherió de nuevo a la pared del vagón, esta vez a la altura de los ojos para poder dar cuenta del escrito con facilidad.
Ante la estupefacción de todos los viajeros adyacentes se excusó con un "Es que no lo veía bien..."
Mientras, el peculiar cantante de mi derecha, nos seguía deleitando con su canción...
1 comentamientos:
Uhmmm, que cosas pasan por el metro de Madrid... Siempre pienso cuando entro que cualquier cosa puede pasar, es como atravesar un agujero de conejo y de repente acabar en...
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