Salía tan tranquilo del curro (bueno, muy tranquilo no, porque con las coñas de la mudanza me han hecho la puñeta) cuando en el ascensor descubro que la tropa de mujeres que salían a la vez que yo se iban a una especie de mercadillo de ropas de marca a precio de saldo. Con el pretexto de tomar unas cañas luego me han dicho que me apuntara, pero no me veía yo de fashion shopping.
La cosa es que nos hemos puesto de cháchara en el metro y cuando me he querido dar cuenta ya estábamos saliendo donde la tienda. Asi que a capear el temporal y aguantar hasta las cañas.
El sitio en cuestión ha resultado ser un piso (que para mi lo quisiera) con ropa muy cara a precios, simplemente, caros. A las compradoras compulsivas se les ha caido el alma a los pies y han salido con las manos vacías (y los bolsillos llenos, pero eso no lo valoran).
La tarde ha terminado con el lado femenino a flor de piel y hablando del culo de George Clooney. Como debe terminar una buena tarde de compras con las amigas ¿no?
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