El reto del agua

Un año más y como viene siendo habitual en los últimos, ducharse se convierte en una odisea en mi casa. Por alguna razón que se me escapa, la presión del agua durante las jornadas veraniegas cae en picado hasta niveles de risa. No sé si será algún tipo de limitación por la sequía, o más bien algo radicalmente opuesto: que gracias a los aspersores, piscinas y distintos sistemas de riego que se activan en estas fechas, la presión no es suficiente para llevar agua hasta mi octavo piso.

Matar humaaaanoooss...
Me he pasado echando gel...

Por añadidura, el sistema de calefacción que tengo en casa está automatizado para que la caldera se active cuando nota que se le pide un cierto caudal de agua caliente. Como no llega agua, ese umbral no se alcanza, la caldera no se enciende, el agua no se calienta y yo me quedo sin ducha. Los únicos ratos en los que coincido en casa con la presión suficiente son de seis a siete de la mañana y de las 23h en adelante. Asi que puedo elegir entre el gran madrugón, o acostarme con el pelo humedo (porque a las doce de la noche no es ético ponerse a hacer ruido con el secador...) O ducharme con agua fría, claro...
Lo que no consigo evitar son las ganas de matar humanos... mira por donde...

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