Esto debe ser lo que llaman el entretiempo, un concepto que siempre me resultó la mar de divertido. Esos días en los que si te vas en manga corta tienes fresco y en cuanto te echas cualquier cosa estás deseando quitártela.
Pero lo cierto es que esa es solo una de las señales. Ya hasta los más rezagados han vuelto de vacaciones, (aunque algún/a gambiter@ tenga guardados días todavía). Los niños arrastran sus mochilas con ruedecitas por las aceras de camino al colegio y provocándote el primer dolor de cabeza de la mañana.
Que vuelva el mal tiempo tiene sus cosas bonitas
El Madrid vuelve a hacer el ridículo habitual en la champions league. Arrancan las nuevas temporadas de los programas de éxito, y los programas nuevos se la juegan buscando su hueco. Las empresas vuelven a la jornada laboral de (al menos) 8 horas. No hay forma humana de aparcar en el barrio...
Son todos los indicios que nos dicen que empieza el curso nuevo, que si todavía no nos lo habíamos tomado en serio después de las vacaciones ya sí que sí.
A ver si por lo menos empieza a haber algo bueno en la tele... aunque me parece que eso se lo achacamos al verano, y es algo perenne.
2 comentamientos:
Si es que hay cosas que no cambian... ¡¡por eso hay que cambiar de país!! ;P
Se te ha olvidado otra constante de esta época: los coleccionables del kiosko.
Esos que te aseguran que en algunas entregas conseguirás convertirte en un experto en construcción de Estrellas de la Muerte o similar (con la primera entrega, el tornillo final del que depende todo y que causaría el colapso(1)), jugar al baloncesto mejor que nuestra selección (gracias a los fascículos teórico-prácticos de Arnaldo(2))o convertirte en un informático respetado en tu familia, pues al fin podrás recitar de memoria todas la opciones del word, photoshop y messenger,que es lo que deberías saber y no esas tonterías de grafos, complejidad, polimorfismo y modelo de capas.
(1) 10 frikipuntos al que recuerde de qué peli hablamos y qué era que no era una Estrella de la Muerte
(2)otros 10 para el que recuerde el actor que ponía la cara (que no las extremidades)
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