Me encanta el olor de las cosas por las mañanas

Es una lata el trabajar, todos los días te tienes que levantar... En este caso y parafraseando a los clásicos, el fin mortifica a los medios. Eso de poner el despertador cuando el sol no está ni cerca de nuestro huso horario, levantarse, asearse con los ojos cerrados mientras planteas en tu cabeza el día que te espera en el curro... ¿Así a quién le gusta madrugar?

Sin embargo, cuando estás de vacaciones los madrugones nos ofrecen otra cara. Siguen siendo una putada, no vamos a negarlo, pero se ven con otros ojos. Cuando ya llevas unos días sin trabajar, te has puesto al día con las horas de sueño pendientes y eres dueño de tu propio tiempo de nuevo, puedes darte el lujo de decidir levantarte un día pronto. Y lo que es mejor, puedes decidir levantarte pronto ¡y no tener remordimientos si no lo haces!

¿Y por qué va a querer alguien en su sano juicio hacer algo así? Pues por ejemplo yo tengo la sana intención hoy de dejar todas las compras apañadas. Y no hablo solo de los rega... de ir a correos a echar la carta a los reyes, sino de pasar por el super a primera hora para adquirir los nutrientes de año nuevo sin agobios. Con suerte y si dejo esto escrito pronto puedo tener este trámite apañado para antes de las 11. Y a partir de ahí el día es mío.

Seguro que he dicho aquí un connúmero de veces lo mucho que me jode lo de salir de trabajar cuando ya es de noche. Por eso, disponer de casi todas las horas de luz diurna para mi asueto es algo que celebro y por lo que merece la pena dar trabajo al despertador un día cómo hoy. Lástima que el cielo de Madrid esté cubierto, si fuese uno de esos días fríos y despejados de invierno, sería perfecto.
Y ahora con vuestro permiso, voy a disfrutar de un día de vacaciones enterito para mí.

PD.- A aquellos que pudieran sentir algún tipo de envidia, llegará el día en que vosotros podais hacer esto y yo no, así que no me lloreis ;P